Asegurar la concentración y la atención a todos los elementos que se encuentran en torno a nuestra conducción es fundamental en el momento de cubrir cualquier desplazamiento con nuestro vehículo. Sin embargo, como ocurre en otros escenarios de nuestro día a día, nuestro estado anímico influye de manera directa en la forma en cómo conducimos.
Emociones negativas, como puede ser la tristeza o la ira, pueden provocar que nuestra concentración se centre en diferentes experiencias ya vividas. Obviando todo el entorno que nos rodea en el momento en el que nos subimos al vehículo. Desde Autoescuela Izaña te contamos cómo las emociones pueden influir en tu conducción.
La influencia de las emociones en la conducción
En el momento en el que nos subimos a nuestro coche y comenzamos a conducir, debemos estar pendientes de una gran cantidad de estímulos externos. En ese momento, las sensaciones que tenemos en nuestro interior influyen de manera directa en nuestra capacidad para reaccionar y prestar atención a estos estímulos.
Si estamos inundados de emociones negativas, no podremos prestar atención a nuestro entorno. Una situación que compromete de manera directa nuestra seguridad y la de los nuestros. Conducir es una actividad que ha demostrado ser 100% emocional. Controlar las mismas, fundamental para minimizar la exposición a cualquier posible riesgo.
La importancia del autoconocimiento
El autoconocimiento es un elemento imprescindible en la conducción. Si no nos sentimos lo suficientemente relajados para conducir en condiciones de seguridad, es recomendable detenerse y dedicar unos instantes a recuperar el control de la situación.
Aprender técnicas de relajación muscular puede servir de gran ayuda. Aprovechando los instantes previos a conducir para destensar y relajar nuestra musculatura.